Observando las escaleras te imaginé ahí sentada, haciéndome compañía mientras prendía el cigarro, fumando juntos, charlando. No había mucho que hablar pero nos sentíamos a gusto juntos, uno al lado del otro... Te sentí y te necesité.
Aquel día lanzaste tu flecha y dejaste tu sangre en mí, una marca imborrable que poco a poco fue creciendo, sin darme cuenta. Sembraste tanto de ti que hoy floreció y mi mundo eres tú.
No pasa un día sin que entristezca por despegarte de mí, como así sonrío y me hace feliz, no el alejarte, pero si lo que has logrado. Miro al espejo y no puedo encontrar lo que viste. Sin embargo te dejé ir.
Me siento arrepentido por todo, pero quiero seguir caminando, buscándote hasta tocarte, sentirte. Eres mi sistema y serás mi galaxia.
Unas simples imágenes nuestras, unas pocas palabras y el sonido y vibración de nuestras voces lograron lo que nunca imaginé.
Éramos tan reales y en un pequeño fantasma me convertí. En una disolución del placer y en la solución de un disgusto.
El camino es largo, pero pronto llegaré...
No hay comentarios:
Publicar un comentario